Desde que la pandemia llegó a nuestras vidas son muchos los síntomas que hemos experimentado y que nos hacen vivir esta segunda ola con mucha más dificultad.
Síntomas como el insomnio, la tristeza, ansiedad, niveles de estrés alto, enfado, miedo, tras el posterior confinamiento, el teletrabajo, las nuevas medidas de higiene incorporadas (geles, mascarillas, distancia necesaria…), preocupación por contraerlo y/o poder transmitirlo a familiares o personas de riesgo. Además de la extrañeza, la sensación de irrealidad, la confusión… nos acompañan desde la aparición del COVID en nuestras vidas.
Con el inicio del otoño y después de haber tenido un verano con algo de respiro, comenzamos a sentir con fuerza la tristeza y la incertidumbre, acompañadas en muchos momentos de desesperanza.
El área social se nos resquebraja, lo vincular que tanto nos ayuda es mínimo, muchos de nuestros proyectos siguen interrumpidos por la pandemia, decaen los encuentros, los grupos, las relaciones y eso hace que aún más se acreciente el sentimiento de tristeza.
La situación laboral para muchas personas pasa por momentos muy complicados, incluyendo aquellas que se encuentran en una situación de desempleadas, autónomos en situación de vulnerabilidad, teletrabajo, conciliaciones familiares y muchas otras personas tratando de conservar lo que tienen con mucho esfuerzo.
El miedo también se ha hecho muy presente en esta época. El miedo a la pérdida en rasgos generales. Son muchas las pérdidas que estamos experimentando y eso da aún más vértigo. Duelo a los que enfrentarse.
En una primera ola pusimos en marcha la creatividad, tratando de crear momentos nuevos, nuevas maneras de encontrarnos, aunque fueran telemáticas, pero ahora nos encontramos con mucho cansancio y sensación de embotamiento.
La mente humana no está preparada para elaborar tantos cambios de manera tan rápida, necesita tiempos prudenciales para elaborar situaciones con un gran impacto. La velocidad de todo lo que sucede en este tiempo hace que los síntomas sean aún mayores.
Pasar tiempo con una persona es una de las pruebas más grandes de amor que puedes ofrecerle a alguien. Si por motivos X no puede pasar tiempo físico con esa persona, es decir, verse físicamente, al menos intenta buscar tiempo para hablar, conversar… Esto en una pareja se vuelve crucial, porque el pasar tiempo juntos implica más oportunidades de conocerse y crear recuerdos compartidos.
Así, con este ingrediente nos referimos, no tanto a pasar tiempo físicamente juntos (que si se puede), sino más bien a dedicarle tiempo al otro, en general. Además, pasar tiempo con tu pareja también te permite, además de lo mencionado, poner fin a posibles conflictos en caso de existir.
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA AMORTIGUAR ESTA SEGUNDA OLA Y NO PERDER LA ESPERANZA?
Partiendo de que no es fácil afrontar esta nueva ola y la incertidumbre de las medidas sanitarias y todos los cambios que van viniendo. Nosotros apostamos por incluir aquellas cosas que sí nos hacen sentir bien y cuidarlas; Apoyarnos en ellas para entre todos atravesar esta situación.
Cuidar los vínculos es una de las medidas importantes. El vínculo nos ayuda a salir del aislamiento, a tener esperanza, a apoyarnos conjuntamente en los momentos difíciles. A poder vivir encuentros que nos hagan olvidar la pandemia por coronavirus y nos ayuden a reencontrarnos con aquello que nos hace sentir que merece la pena tener esperanza y seguir. El cariño, la ternura, la empatía.
Mantener aquellas actividades de ocio que si están permitidas en algunos momentos, como visitar la naturaleza, pasear, hacer deporte…
Practicar la meditación ayuda a conectarnos con nosotros mismos y poder manejar aún mejor nuestras emociones. No se trata de negarlas, evitarlas o no experimentarlas, si no de aceptar que corresponden a este momento presente y poder gestionarlas de una forma más ligera.
Llevar a cabo proyectos personales y profesionales que las circunstancias permitan.
Tratar de descansar lo máximo posible, respetar los tiempos de uno mismo.
El acompañamiento terapéutico es un buen recurso para poder gestionar el impacto y las consecuencias psicológicas que la pandemia nos está causando.
Tras el confinamiento y la llegada de esta segunda ola es muy importante poner el foco en el autocuidado. Recurrir a un espacio psicológico es una buena vía para evitar que estos síntomas se agraven aún más.
No existe una fórmula mágica que nos saque de esta situación, pero tratar de cuidarnos, centrarnos en las pequeñas cosas, en los vínculos y dosificar la información, la aceptación y paciencia nos ayudarán a seguir afrontando y viviendo esta compleja situación.
Lic. Teresa Galeano
Master en Terapia Familiar